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miércoles, 13 de junio de 2018

Abrazar a los bebés modifica su ADN

Por LisyFa

Cada abrazo le da a su cuerpo una pequeña dosis de oxitocina, el neurotransmisor asociado con el amor. En caso de que usted necesite alguna excusa para acurrucarse, un nuevo estudio ha demostrado cómo los bebés que se acurrucan durante sus primeros años podrían tener un efecto profundamente profundo en su biología más adelante en la vida.

Investigaciones recientes de la Universidad de Columbia Británica (UBC) muestran que la cantidad de abrazos que recibe un niño puede influir en los cambios epigenéticos en al menos cinco áreas de su ADN, incluidas las áreas relacionadas con el sistema inmune y el metabolismo. Los bebés que habían experimentado un contacto físico menos cercano en sus primeras semanas de vida también mostraron tener un perfil molecular en sus células que estaba subdesarrollado para su edad. Trabajos previos encontraron un fenómeno similar en roedores, pero este es el primer estudio que investiga cómo los humanos también podrían verse afectados por el contacto cercano y el afecto a temprana edad.

"En los niños, creemos que un envejecimiento epigenético más lento podría reflejar un progreso del desarrollo menos favorable", dijo en un comunicado Michael Kobor, profesor del Departamento de Genética Médica de UBC. El estudio, publicado recientemente en la revista Development and Psychopathology, pidió a los padres de 94 bebés que llevaran un diario del comportamiento de sus bebés, así como sus hábitos de tocar y abrazar, durante las primeras 5 semanas de atención postnatal. Entre cuatro y cinco años más tarde tomaron muestras del ADN de esos mismos niños. De acuerdo con sus hallazgos, hubo diferencias consistentes en cinco sitios específicos del ADN entre los niños que habían experimentado un alto nivel de contacto y los que no. Los científicos del proyecto esperan seguir estos temas para aprender más acerca de cómo nuestra experiencia inicial, particularmente acurrucarse y abrazarse, puede afectar profundamente nuestra biología y nuestras vidas.

"Planeamos hacer un seguimiento sobre si la 'inmadurez biológica' que vimos en estos niños conlleva amplias implicaciones para su salud, especialmente su desarrollo psicológico", dijo la autora principal Sarah Moore. "Si más investigaciones confirman este hallazgo inicial, se subrayará la importancia de proporcionar contacto físico, especialmente para los bebés con dificultades".