Enviar por email

tu nombre: email destino: mensaje:
Nombre de Usuario: Email: Contraseña: Confirmar Contraseña:
Entra con
Confirmando registro ...

Edita tu perfil:

Usuario:
País: Población: Provincia:
Género: Cumpleaños:
Email: Web:
Como te describes:
Contraseña: Nueva contraseña: Repite contraseña:

martes, 26 de junio de 2018

Analgésicos y violencia, una relación estrecha

Por Jacky

Constantemente nos advierten o somos testigos de los dañinos efectos de los opiáceos y opiodes en la salud. Además, estos influyen en el comportamiento, algo que comprobó un reciente estudio realizado en adolescentes en Estados Unidos. En este se determinó que aquellos adolescentes que abusaban de fármacos recetados, tales como los analgésicos opiáceos, son propensos a iniciar o a ser víctimas de la violencia sexual de pareja. Esto se determinó mediante una encuesta nacional realizada a más de 10 mil adolescentes que tuvieron relaciones románticas en el año anterior. En el caso de las chicas, el uso no médico de medicamentos recetados se vinculaba con más frecuencia con la violencia física de pareja.

Los investigadores de los CDC examinaron datos de más de 5 100 chicos y 5 300 chicas de noveno a duodécimo cursos, que habían mantenido relaciones de pareja en el año anterior a la encuesta. En la misma se les preguntó cuántas veces en el año anterior habían tomado un medicamento recetado, tales como OxyContin, Percocet, codeína, Adderall, Ritalin, Vicodin o Xanax, sin la prescripción de un médico. Además, se les preguntó si su pareja les había atacado físicamente, entre lo que se incluían cosas como ser golpeado, empujado contra algún objeto o lesionado con un objeto o arma.

También se les preguntó acerca de la violencia sexual, concretamente cuántas veces en el año anterior alguien con quien mantenían relación de pareja había hecho cosas sexuales que ellos no deseaban.

En los resultados, cerca de un 10 por ciento de los estudiantes de secundaria encuestados dijeron haber experimentado violencia física de pareja, y un poco más de un 10 por ciento indicaron que eran víctimas de violencia sexual de pareja.

La autora líder del estudio, Heather Clayton, científica en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, señaló que de acuerdo con la Encuesta nacional de conductas riesgosas en los jóvenes, realizada en 2015, alrededor de un 17 por ciento de los estudiantes de secundaria estadounidenses dijeron que habían usado fármacos recetados sin la prescripción de un médico en algún momento de sus vidas.

También, en el año anterior, un 6 por ciento de los adolescentes de entre 12 y 17 años usaron mal un medicamento recetado, entre los que estaban un analgésico, un tranquilizante, un estimulante o un sedante.

Y es que, como señaló la especialista, por lo general los jóvenes que experimentan violencia de pareja tienen mayor propensión a padecer síntomas de depresión y ansiedad, a tener conductas malsanas como usar tabaco, drogas y beber alcohol, a implicarse en conductas antisociales, y a pensar sobre el suicidio.

En ese sentido, la experta en pediatría, Elizabeth Miller, señaló que existe un círculo vicioso entre el mal uso de medicamentos recetados y la violencia de pareja, en el cual uno fomenta al otro.

La doctora planteó que es probable que el abuso de los medicamentos recetados incremente las probabilidades de victimización por la violencia, y que esa victimización aumente a su vez, las probabilidades de que un joven se implique en el abuso de los medicamentos recetados.

Miller, que escribió un editorial publicado junto con el estudio, resaltó la importancia de prestar atención a la manera en que la violencia sexual podría estar vinculada con otros problemas de salud, como el abuso de los medicamentos recetados. Además de que existe la posibilidad de que ambas situaciones tengan raíces similares, como los problemas de salud mental que ocurren previos a la adolescencia.

Según la autora del estudio, Heather Clayton, este puede usarse para informar y mejorar los esfuerzos para prevenir la victimización a través de la violencia de pareja y el uso de sustancias en los adolescentes. Los profesionales clínicos también podrían considerar la asociación entre esos problemas de salud conductual al evaluar a los adolescentes respecto a las experiencias de violencia de pareja o de empleo de sustancias.