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viernes, 1 de junio de 2018

Los mayas criaban animales para sacrificarlos

Por MaryCary

Mucho antes de lo que se pensaba hasta ahora, los mayas pudieron haber criado y vendido animales para uso ceremonial, revelaron investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá. La afirmación se realiza a partir de nuevos hallazgos de restos de animales en excavaciones de sitios arqueológicos en Ceibal, Guatemala.

Según la arqueóloga Ashley Sharpe, en Asia, África y Europa la crianza de animales fue de la mano del desarrollo de las ciudades, sin embargo en las Américas las nuevas evidencias apuntan a que la gente pudo haber criado animales para propósitos ceremoniales, de modo que el comercio de esta mercancía se inició hace unos dos mil 500 años, en el llamado período Preclásico, y se intensificó durante el Clásico.

Las culturas de la región eran bien dadas a la realización de rituales religiosos que implicaban el sacrificio de humanos y animales, por lo que la crianza de estos últimos para esos menesteres y la alimentación desempeñó un rol importante en el desarrollo de las civilizaciones precolombinas, especialmente los mayas, apuntó Sharpe.

Las excavaciones en Ceibal han arrojado evidencia sobre el tema, pues de acuerdo con el informe de Smithsonian, la mayoría de los huesos y dientes encontrados pertenecen al período Preclásico Medio Maya (700-350 antes de Cristo) y corresponden a especies como felinos grandes, perros, pavos y un pecarí (cerdo salvaje).

Otro descubrimiento sorprendente, resultado de los análisis isotópicos de los huesos de la mandíbula de dos perros hallados en el antiguo complejo ceremonial, es el hecho de la movilidad de esta especie por el continente. Tal afirmación proviene del hecho de que los huesos poseían restos de isótopos de estroncio, muy semejantes a las regiones más secas y montañosas próximas a lo que es hoy la Ciudad de Guatemala. “Esta es la primera evidencia en las Américas de los perros moviéndose por la región”, aseguró Sharpe, quien explicó que anteriormente se habían descubierto rastros relacionados con el traslado de los canes a las islas del Caribe.

Asimismo, con respecto al felino grande (podría ser un jaguar o un puma), el análisis del esmalte dental reveló que no se trataba de un ejemplar salvaje, pues al parecer ingería animales que se alimentaban de maíz, por lo que resulta probable que fuera capturado y criado en cautiverio, aunque también podía haber vivido cerca de las aldeas.