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jueves, 24 de mayo de 2018

Una prótesis tan sensible como tu propio cuerpo

Por MaryCary

Lo que podría convertirse en un hito científico, desarrollar una tecnología para devolver la sensación de movimiento a quienes han tenido que ser sometidos a la amputación de alguno de sus miembros, es el desvelo de un grupo de investigadores canadienses de la Universidad de Nuevo Brunswick. Hasta el momento el curso de las investigaciones marcha bien, según declaraciones a la agencia The Canadian Press del profesor Jon Sensinger, director asociado del Instituto de Ingeniería Biomédica de ese campus, quien se mostró entusiasmado por poder hacer un aporte que cambiará la vida de numerosas personas alrededor de todo el mundo.

No se trata solo de devolver el movimiento, que es algo que ya han logrado modelos de prótesis disponibles en el mercado; el propósito de los científicos canadienses es poder contribuir a que la persona pueda “sentir” como antes. Sensinger explicó que la amputación de un miembro deja a la persona sin la información que la parte mutilada antes captaba y trasmitía; y que hoy, con las prótesis, existentes, todavía no se logra ese mismo nivel de sensaciones, pues son significativamente más limitadas o casi inexistentes.

En el camino de revertir eso se empeñan los investigadores de la universidad de Nuevo Brunswick, quienes consideran que al restaurar la sensibilidad intuitiva relacionada con la presencia y movimiento del miembro original, se puede reducir la brecha existente entre la información que se trasmite al cerebro a partir de esa parte del cuerpo y la que envía una prótesis. Para conseguirlo ya han hecho pruebas empleando pequeños robots de gran potencia, los cuales se encargan de hacer vibrar determinados músculos, reproduciendo la sensación de movimiento.

Sobre el experimento llevado a cabo Sensinger reseñó que consistió en insertar máquinas del tamaño de una caja de fósforos en los tendones del paciente, para luego hacerlas vibrar en una frecuencia precisa para recrear la ilusión del movimiento. El tamaño de estas máquinas es lo que permite ubicarlas con facilidad en el interior de la prótesis, y así se evita sumar partes extrañas al cuerpo de la persona, lo cual podría ser molesto. Los resultados hasta el momento son halagüeños, pues la información transmitida al cerebro refuerza la sensación de movimiento y hace que las prótesis se sientan como parte integrante del cuerpo.

Para el director asociado del Instituto de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Nuevo Brunswick, la restitución de la sensación es un paso que le permitirá a las personas manipular mejor sus prótesis y realizar movimientos o maniobras complejas, de gran precisión. Sería este sin dudas un avance en la reinserción social de las personas amputadas, de ahí que se integraran a la investigación, junto a los canadienses, científicos de la Universidad de Alberta y de la Clínica Cleveland en Ohio, Estados Unidos, que fue la encargada de coordinar la experiencia.

Tanto este como otros estudios relacionados con el tema, tienen como fin el lograr una mayor calidad de vida para los pacientes. Desde que se desarrollaron las primeras prótesis se han ido perfeccionando con este objetivo, donde poco a poco se han ido uniendo la funcionalidad y la estética. Hasta hoy las prótesis más empleadas, por ser las más sencillas y económicas, son las de apoyo en muñón, sin embargo estas tienden a ser problemáticas pues, unido a su rigidez, tienen el defecto de que la carga se realiza directamente sobre la piel del muñón de amputación. A ello se suma que su vida media es relativamente corta y obliga a quienes las usan a continuas revisiones y remodelaciones, además de tener que dar atención a las heridas que se pueden producir.

Tales circunstancias dieron origen a modificaciones en función de proporcionar mayor bienestar a las personas, y al surgimiento de prótesis como las osteointegradas, que están formadas por un vástago que se introduce en el hueso amputado mediante cirugía. Aunque la recuperación de la cirugía impone ciertas limitaciones por un tiempo, las ventajas son superiores: la prótesis pasa a formar parte de la extremidad del paciente, no se trata de algo externo. Además, este tipo de diseño puede tener solo la carga en el hueso o puede llevar un sistema adaptado para propiciar una mayor movilidad, pero, en cualquier caso, la duración de la prótesis osteointegrada es indefinida. El trabajo de la universidad canadiense vendría a ser un escalón superior.