Raza y determinismo geográfico
Elías Entralgo y Vallina (1903-1966) continuaban tipologizando los comportamientos a partir del origen, el clima, tipo de alimentos y las teorías raciales del determinismo geográfico, psicológico y biológico, manifestando estereotipos que llegan hasta nuestros días: ―…los siglos habrán de decirle a la mulata o a la nación cubana: ¡Levántate y anda! Deja un poco en la hamaca el sentimiento –sobre todo en lo emotivo y pasional--, la imaginación y la astucia, y muévete algo con la memoria, la intuición, la reflexión el juicio, el raciocinio, la voluntad y la volición—que también integran la psiquis humana—y así podrás saber que la existencia es algo más y mejor que sexo, dinero y política.
Está apuntando al concebido estereotipo de identificar a las mujeres mulatas, con lo sentimental por encima de lo racional, elemento que según la explicación que le da este autor se debe a un legado biológico-psicológico que fueron los usos que les dieron a las esclavas en la lactancia de los hijos de sus amos y en las relaciones sexuales entre ellas y los dueños gestándose la mezcla:
Entre succiones del pezón, balanceos de la cuna o meneos del coito, se traspasaron de la negra a los blancos no pocas características, defectuosas unas- exageración, mitomanía, imprevisión, (…) inconstancia, embullo, superficialidad, remedismo, chabacanería, ese vistazo lateral al progreso que es la novelería, superstición, irresponsabilidad- virtuosas otras-resistencia física, destreza corporal, lealtad, sensibilidad emotiva y ardiente, oído musical, espíritu de sacrificio, expansión, alegría, gracia, ingenio, cultivo de la risa e inclinación a la burla, el buen humor y fácil humoradez, fantasía (…) –provenientes de virtud y cayentes en defectos por exceso: cariño súper apasionado y perjudicial por los hijos, culto idolátrico al baile lúbrico, lascivia…
El análisis de este autor, parte de la lógica macrosocial hacia la microsocial, en un esquema que relaciona las formaciones económicas-sociales con las relaciones raciales que en ellas se establecen ―en términos de razas, la Conquista es el exterminio de una por otra, la Factoría el predominio de una sobre otras; articulados por arriba es la Colonización, articularlos a nivel es la Nación. En esta misma línea expresa que los hechos negros, (así denomina a uno de los epígrafes de La liberación étnica cubana) se identifican con todo lo que se hizo en materia de esclavitud y el comportamiento de los negros esclavos y libertos, sería la tesis de la historicidad cubana, porque según esta teoría la introducción de este elemento, no fue más que la respuesta estructural y material ante la formación económica que se estaba gestando; las ideas blancas constituían la antítesis porque en ellas se contradecían , como ya se ha visto, la funcionalidad de la vida, que los llevaba a esclavizar a las mujeres y hombres negros, a manejar la trata negrera, etc., con la axiología que les llevaba hacia una lógica humanista que les decía que esa funcionalidad no era correcta. Mientras tanto, el fenómeno mulato constituye la síntesis pues en él está la aptitud creadora de la sociedad.
Esta caracterización, como se verá a continuación, manifiesta una identificación entre nación y el ser mulato, que tiene nexos con la solución que daba Sanguily al prejuicio racial, pues lo que parece lograr, es el equilibrio del que hablaba el General mambí. ―…el cubano ha venido a constituir la tercera forma de liberación étnica de todas, por racial y nacional, restableciendo el equilibrio, un equilibrio dinámico (…) entre el blanco y el negro y liberando a uno del otro. El cubano blanco ante el mulato debe sentirse menos absoluto; el negro cubano ante el mulato menos inferior al blanco (…) El papel más justo del mulato consiste, a mi juicio, en mirar con un ojo de comprensión hacia arriba y con otro ojo de hermandad hacia abajo.
Destaca el lugar que ha tenido la mujer en la sociedad cubana a lo largo de su historia, a partir, de su inferioridad económica y social. En este sentido, no hace diferenciación racial, sino que devela a través de su discurso, que la discriminación de género pasaba sin distinción de raza, colocando tanto a la mujer negra como a la blanca en posición ultra desventajosa, lo que indiscutiblemente no señala es que la mujer negra se colocaba en aquella estructura en lo último porque a su condición de mujer le sumaba su falta de autonomía genérica propia de la época, que la ponía en desequilibrio no solo con los blancos y blancas sino con los hombres propios de su grupo racial.