El encanto de los pelirrojos al descubierto
Los pelirrojos (natos o naturales) poseen una biología única, diferente a cualquier otra persona y que los hace brillar gracias a su color de pelo curioso, llamativo y sobretodo, rojizo. Además, estimaciones actuales estiman que entre el 1-2% de la humanidad posee el gen pelirrojo, que no fue descubierto hasta el año 2000.
Y es que si miramos, con atención, a nuestro alrededor, la posibilidad de encontrarte con alguien pelirrojo es muy pequeña, aunque existen países en el mundo donde la probabilidad aumenta considerablemente tales como Islandia, Irlanda o Reino Unido, por ejemplo, donde entre un 5 y un 15% de la población lo son.
Quizá por eso no es la primera ocasión en que este grupo de personas se vuelve objeto de numerosas investigaciones, hasta el punto de identificar varias peculiaridades que les benefician y perjudican.
La primera tiene que ver con el hecho de que las personas pelirrojas funcionan como autorreparadores, es decir, que no necesitan tanta vitamina D como el resto de humano. Esto se debe al color de su cabello y el tono de su piel tan blanco (más aún cuando viven en zonas donde es habitual un clima frío y nublado). Así estos sujetos son capaces de crear su propia vitamina D en menos tiempo que los otros seres humanos.
Además, y en el caso de las féminas de color rojo, estas son más resistentes al dolor. De hecho, de acuerdo con un estudio de la universidad McGill, realizado en el 2003, ellas son capaces de hacerlo un 25% mejor que otras.
Por otra parte se trata de individuos hipersensibles, capaces de percibir las temperaturas antes que el resto de los mortales. Y esto se debe a un gen llamado MC1Rç, que activa el detector humano de temperatura a un extremo que les permite ser muy sensibles a cualquier cambio hacia el frío o el calor.
No obstante, también tienen más riesgo de sufrir ciertas enfermedades ya que según un estudio publicado en la revista Annals of Neurology, los pelirrojos tienen casi el doble de probabilidades de desarrollar la enfermedad de Parkinson en comparación con los de pelo oscuro, algo que parecería insignificante comparado con el resto de las bondades que trae consigo ser rojo.
Una bendición para muchos y un atractivo irresistible para otros, incluido yo: este amante de las melenas rojas como la sangre que recorre mi cuerpo, esa misma que se derrama cuando tocamos una rosa o nos causamos una herida en la piel.