La barriga y su poder sobre el cerebro
Cuando tenemos hambre, comemos, pero también solemos realizar esa actividad basándonos en nuestros estados de ánimo. Si estamos tristes queremos dulces, por ejemplo.
Pero no solo esto, sino que un estudio, publicado por la revista MedicalXpress, explica que la comida influye de diferentes maneras sobre el estado mental de las personas de distintas edades.Los expertos estadounidenses de la Universidad de Binghamton, que lo realizaron se percataron, durante la investigación, en la que personas de diferentes países tuvieron que responder a un cuestionario donde describieron, de manera detallada, sus hábitos alimenticios, los productos que consumen y su estado de ánimo antes, durante y después.
Y al analizar los resultados, estos determinaron que el consumo de carne influía, significativamente, sobre el estado de humor de las personas que tienen entre 18 y 29 años. Asimismo, descubrieron que el consumo regular de esta proteína resultaba en una acumulación en el cerebro de ciertas sustancias químicas que generan una sensación de satisfacción y mejoran el estado de humor —como la serotonina y al dopamina—.
Además, observaron que en el caso de los jóvenes que consumían carne menos de tres veces a la semana y no practicaban ejercicios físicos estaban más predispuestos a sufrir trastornos mentales. Mientras que los individuos mayores de 30 años, a su vez, resultaban ser más sensibles a la abstinencia de productos que incluyeran antioxidantes, como el vino tinto, el té verde, los frijoles y las alcachofas.
Y es que, por un lado, estos alimentos neutralizan los efectos de los radicales oxidantes, ya que aumentan a medida que una persona envejece, algo que puede causar trastornos mentales. Pero por otro lado, dichos productos aumentan el riesgo de sufrir estrés, un mal que puede llegar afectar seriamente a las personas.
Así que ya sabe cuide sus necesidades nutricionales, las cuales cambian en las distantes edades porque la alimentación saludable a lo largo de toda la vida debe ser natural, nutritiva y equilibrada, no obstante, cada etapa tiene unas peculiaridades a las que debemos atender para comer de una manera apropiada.
Además, los dos principales factores que intervienen en el estado de salud de las personas son las características genéticas y el estilo de vida, y aunque se ha demostrado, que la mayor parte de las enfermedades tienen una base genética, el estilo de vida del individuo es un factor que determina qué patología podemos desarrollar en el transcurso de los años y según, ahora también, lo que comemos.