Para equilibrar la vida profesional y la personal
Con trabajos absorbentes en el medio de una vida agitada en la que, generalmente por necesidad, le damos prevalencia a la parte profesional, a veces dejamos de lado o en un segundo plano el lado personal. Pero no podemos obviar que para lograr un desarrollo integral de la persona es muy importante lograr un equilibrio entre ambas partes. En España, luego del Día Mundial del Trabajo, se realizaron una serie de reivindicaciones de los sindicatos y las organizaciones bajo lemas tales como “Sin empleo de calidad no hay recuperación, más cohesión social para más democracia”. Esto es indiscutible y debe ir complementado con otros aspectos también relevantes vinculados con el bienestar psicológico, somático y social, los 3 componentes fundamentales de la salud.
En este sentido, uno de los asuntos más relevantes es el de la calidad del puesto de trabajo en el que nos encontramos, que se relaciona no sólo con el salario sino también con las condiciones en las que desempeñamos la tarea diaria. Y es que en nuestra salud emocional influyen mucho las condiciones laborales y el como nos hacen sentir estas. Si no estamos cómodos o estamos sometidos a mucha presión laboral, esto por supuesto que repercutirá en nuestra vida diaria.
Según los expertos, la conciliación de la vida profesional y personal en España se hace fundamental, pues dadas las connotaciones culturales de ese país, este equilibrio brilla por su ausencia la mayoría de las ocasiones. Además, las condiciones del entorno laboral a menudo no son las más adecuadas con horarios rígidos, horas interminables ininterrumpidas de un trabajo en ocasiones monótono y repetitivo, y con problemas con la ergonomía y la dotación del puesto.
Es trabajo de las organizaciones y sindicatos el evaluar la satisfacción de los trabajadores frente a las medidas que pueda adoptar en materia de conciliación, tales como premios a la eficiencia, incentivos por maternidad/paternidad, movilidad funcional, horarios flexibles, concesión de permisos acordes a la realidad personal y familiar, concesión de reducciones de jornada o excedencias, fomento del teletrabajo, flexibilidad en los periodos de vacaciones, ayudas escolares y de guardería, entre otras. Estos aspectos y otras medidas de índole más personal pueden hacer el trabajo diario más llevadero y saludable, por ejemplo:
- No sentirse culpable por no haber cumplido con cierto objetivo, y es que debemos tener presente que no siempre podemos tener todo bajo control.
- Priorizar lo que queremos, lo que es y no es importante para nosotros.
- Es importante organizar y optimizar el tiempo del que se dispone, de manera que tengamos espacio para nuestro trabajo pero también, el suficiente tiempo para momentos de ocio y para nosotros mismos. Esto se relaciona con la idea anterior, pues y saber priorizar es fundamental para organizar nuestro tiempo.
- Tratar de que el tiempo que le destinemos a los asuntos personales sea de gran calidad, evitando o analizando aquellas cosas que nos roban tiempo y tienen poco valor añadido.
- Saber delegar las tareas y buscar ayuda en aquellas más rutinarias cuando uno se lo puede permitir.
- Intentar automatizar al máximo procesos para ahorrar tiempo y energía.
- Dormir solo lo necesario, pero lo suficiente para estar saludables y no abusar de las horas de descanso en detrimento de actividades que nos puedan satisfacer.
- Adaptar el tiempo a nuestro nivel de energía, haciendo las tareas que requieran mayor concentración en los momentos de máximos y aquellas rutinarias en los de mínimos.
- Vivir el presente y tratar de eliminar los pensamientos que nos ocupa mentalmente dirigiéndonos hacia preocupaciones que generan ansiedad, angustia y estrés.
- Tomar vacaciones y dedicar el tiempo suficiente para las necesidades básicas, como comidas y almuerzos apropiados, así como resolver los problemas personales que absorben energía.
